Conócenos
El nombre actual de la población se atribuye a su fundador: Rodrigo de Valverde. Pero a lo largo de la historia ha sido conocida otros nombres distintos: A finales del siglo XV ostentó el apelativo de Valverde de Reina; también se dice que se llamó Valverde de Azuaga, denotando su dependencia jurisdiccional de Azuaga como centro; y también es conocida en el partido judicial como Valverdejo.
La fundación de Valverde de Llerena tuvo lugar sobre el año 1240, y se atribuye al caballero santiaguista Rodrigo de Valverde, comendador de Valez, quien a mediados del siglo XIII, consolidó la ocupación del lugar concediendo diversos privilegios a quienes se instalaran en un reducido caserío o cortijada existente ya en ese punto.
La nueva población quedó incluida, dependiente de Llerena, en la jurisdicción de la Orden de Santiago. En 1559, junto con Berlanga, el núcleo se disgregó del Priorato de San Marcos, adquiriendo el título de villa por merced de Felipe II . En 1586 fue segregada definitivamente de los dominios santiaguistas, al ser vendida a Mariana de Córdoba, marquesa de Villanueva del Río, pasando más tarde a incorporarse a la Casa de Alba.
El núcleo constituye ejemplo de las localidades de pequeño tamaño dedicadas casi en exclusiva a la agricultura. Su caserío está compuestos por edificaciones de tipo rural, de una sola planta con doblado, organizadas en calles de trazado regular. Las fachadas, blancas y con zócalos de variadas tonalidades, configuran un panorama urbanístico de atractivo plasticismo.
Nuestra Gastronomía
La cocina de Valverde de Llerena, aunque basada principalmente en las características gastronómicas extremeñas, también muestra influencias de la cocina andaluza, debido a su proximidad geográfica.
Son elementos básicos de la cocina de Valverde los propios productos que desde siempre se han producido en estas tierras: legumbres y otros productos de la huerta, cereales de la campiñas, aceitunas y aceite de oliva. Con ellos resultan platos tales como sopas, gazpacho y migas; y por otro lado, criado también en la campiña, el cerdo ibérico, con sus exquisitos jamones, chorizos, salchichones y morcones.
También destacan en las carnes, las de caza: conejos, liebres, etc, cocinadas en sus distintas formas también forman parte del buen hacer tradicional. Así resulta especialmente significativo la preparación de perdices estofadas.
Productos del campo y que llegan al comensal preparados de diversas formas son: las setas, gurumelos, cardillos y espárragos principalmente.
Y no podemos olvidar los dulces, tanto de horno como de sartén: perrunillas, pasta flora, tortas de chicharrón, gañotes, flores…